El desgaste dental es considerado uno de los problemas más comunes entre las personas. De hecho, se cree que la mitad de la población ha sufrido en algún momento de esta afección en alguna de sus piezas dentales.
Esto no solo genera pérdidas en el grosor dental, sino que puede ocasionar otros problemas, como la hipersensibilidad, fracturas o incluso pérdidas de piezas. Por esa razón, es de vital importancia conocer en qué consiste, cómo se puede corregir y sobre todo prevenir.
¿Qué es?
El desgaste dental es una alteración que se caracteriza por la pérdida de la estructura dental. Esta afección inicia con la disminución del esmalte translúcido y duro, el cual se encuentra en la cara externa de los dientes.
Este esmalte es el encargado de proteger y recubrir las piezas dentales de estímulos externos. Por esta razón, dicho daño no solo tiene consecuencias negativas a nivel estético, sino que también interfiere en el correcto funcionamiento de las piezas dentales.
Causas
Aunque el esmalte dental es bastante duro y resistente, es posible que este se desgaste por diferentes razones. Algunas de las más comunes son las siguientes:
- Consumo excesivo de bebidas o alimentos cítricos.
- Un cepillado agresivo o incorrecto.
- El uso de cepillos con cerdas duras.
- Presión o rechinamiento de los dientes (bruxismo).
- Masticar cuerpos extraños con los dientes.
- Morderse las uñas.
- Caries muy avanzadas.
- Problemas de oclusión.
- Enfermedades periodontales.
- Traumatismos dentales.
- El consumo de bebidas energéticas.
- Trastornos de alimentación como bulimia o anorexia.
- No visitar al odontólogo con regularidad.
- · Abrir objetos con los dientes.
Síntomas
Uno de los síntomas más obvios cuando se presenta este problema es la decoloración del esmalte, ya que al desgastarse podrá observarse mucho más la dentina, la cual es la parte más oscura de los dientes. En algunos casos hasta se vuelve notorio el desgaste de las piezas dentales.
También es muy común que, en las primeras etapas de dicha afección, las personas presenten más sensibilidad al consumir ciertos alimentos o bebidas. Además, pueden aparecer ciertas o fisuras transparencias en los dientes, y si estas no se solucionan a tiempo podrían llegar a romper la estructura dental, lo que a su vez incrementaría la sensibilidad.
Prevención
Aunque los dientes se van desgastando con el paso del tiempo, los odontólogos consideran que algunos hábitos pueden ayudar a evitar la gravedad del desgaste. Estas medidas son:
- Visitar de manera regular al odontólogo, al menos cada seis meses.
- Cepillarse los dientes de manera correcta.
- Consumir alimentos como el yogurt, la leche o el queso, ya que estos ayudan a prevenir los procesos erosivos.
- Utilizar hilo dental.
- Usar un enjuague bucal (preferiblemente que no contenga alcohol).
- Tomar mucha agua (al menos dos litros diarios).
- Utilizar cepillos con cerdas suaves.
- Usar pastas dentífricas con agentes que protejan el esmalte de los dientes (preferiblemente con flúor).
- No sostener ni abrir objetos con los dientes.
- No morderse las uñas.
- Evitar el consumo excesivo de bebidas y alimentos ácidos. Y, en caso de hacerlo, esperar al menos una hora para cepillarte.
- No retener durante mucho tiempo los alimentos o bebidas en la boca.
- En casos de bruxismo se recomienda el uso de férulas de descarga, ya que esto protegerá los dientes de la presión.
Tipos
Los diferentes tipos de desgastes dentarios se clasifican según las causas que originan la afección, ya que estos pueden producirse por diferentes razones. Estos se distinguen en cuatro grupos, los cuales son:
Erosión: se origina por el consumo excesivo de ciertas medicinas, alimentos o bebidas, tales como frutas cítricas, vino, café, té de hierbas, entre otros. Esto ocurre porque los componentes ácidos pueden afectar el esmalte dental, lo que generará efectos negativos a nivel estético.
Atrición: este tipo de desgaste se produce por el contacto entre los dientes inferiores con los superiores. La mayoría de las veces se presenta en personas que padecen de bruxismo, pues este roce constante hará que los dientes vayan disminuyendo su tamaño.
Abrasión: se genera por objetos o materiales que afectan el esmalte. Esto puede ocurrir por un cepillado agresivo, el uso de cepillos con cerdas duras, pastas de dientes, masticación de uñas, alimentos duros o de cuerpos extraños.
Erosión Intrínseca: es producida por el reflujo gástrico, por lo que aquellas personas que sufren de constante reflujo o vómitos son más propensas a sufrir este tipo de desgaste.
Diagnóstico
Para poder diagnosticar este problema es necesario que un especialista realice un examen oral, ya que esto le permitirá conocer al paciente, qué hábitos pudieron haber producido el desgaste o si existe algún otro problema. El odontólogo podrá conocer las razones según la zona en la que se localice la lesión, por ejemplo:
- Si se encuentra en la superficie vestibular de los dientes superiores, dicha afección ha sido originada por la alimentación.
- Si el desgaste se observa en las caras oclusales de los molares, el origen del problema puede ser el reflujo gástrico.
- Si el daño se encuentra en las caras palatinas de los dientes anterosuperiores, el desgaste pudo haberse producido por vomitar de manera constante, ya que la lengua tiende a proteger a los dientes inferiores. Este desgaste se observa mayormente en personas que sufren de trastornos alimenticios.
Tratamiento
Si se presentan algunos de los síntomas mencionados anteriormente, es importante acudir a una clínica dental, para que un especialista pueda examinarte, de esta manera podrá indicar el tratamiento correcto según tu diagnóstico. Sin embargo, algunas de las soluciones más utilizadas por los odontólogos son:
- Reconstrucción dental.
- Carillas dentales.
- Férulas de descargas.
- Endodoncia.
- Coronas dentales.