Muchas personas se preguntan si sangrar un poco luego del cepillado o uso del hilo dental es normal, ya que el sangrado de encías es muy común en la población, tanto en niños como en adultos. Sin embargo, los especialistas en el tema mencionan que las encías sanas no deberían sufrir este problema al realizar una rutina normal de higiene.
Por esta razón, es importante prestarles atención a tus encías y darles el cuidado que estas necesitan, ya que las encías sangrantes pueden ser síntomas de enfermedades mucho más graves.
Por este motivo, hemos recopilado información en este artículo para que puedas conocer las causas de este problema y qué puedes hacer para prevenirlo.
¿Qué es?
Las encías son un tejido en el interior de la boca, las cuales cubren los maxilares, tanto superior como inferior. Estas son las encargadas de darle soporte a los dientes y de protegerlos de sustancias o bacterias que podríamos ingerir, ya que debido a su textura los alimentos se deslizarán fácilmente en ellas.
Sin embargo, las encías pueden inflamarse si realizamos una mala técnica de cepillado o tenemos malos hábitos de higiene bucal. Cuando esto ocurre, el tejido gingival se empieza a deteriorar, por lo que será mucho más sensible y sangrará fácilmente. Este daño en el tejido con el tiempo afectará al hueso, lo que causará problemas mucho más serios.
Causas
La principal causa de las encías sangrantes es la acumulación de placa endurecida, es decir, sarro. Esta acumulación de bacterias son las responsables de la aparición de enfermedades periodontales (como la gingivitis o periodontitis).
La placa bacteriana provocará que las encías se inflamen, lo que a su vez hará que estas sangren con mayor facilidad. Sin embargo, también existen otros factores que pueden ocasionar, algunos de estos son:
· El consumo excesivo de alcohol.
· El estrés.
· La genética.
· El consumo del tabaco.
· Enfermedades sistémicas, tales como la diabetes, enfermedades respiratorias o cardiovasculares.
· Complicaciones durante el embarazo.
· Falta de vitamina C o K.
· Trastornos hemorrágicos.
· Malas técnicas de limpieza bucal.
· Uso de medicamentos anticoagulantes.
· El uso de prótesis dentales.
· La ortodoncia con brackets.
· Las caries.
· Los cambios hormonales.
· Infección por hongos (como la candidiasis).
· Restauraciones mal ajustadas.
· Dientes mal acomodados.
· Bruxismo.
· Leucemia.
· Hemofilia.
· Sistema inmune debilitado.
· VIH.
· Una dieta desequilibrada.
· Traumatismo o heridas ocasionadas por un cepillado brusco.
· La edad, ya que las enfermedades periodontales son más frecuentes en las personas mayores.
Síntomas
Este tipo de sangrado es muy fácil de identificar, pues, tiende a suceder a menudo y no de manera esporádica. Además, también puede venir acompañado de otros problemas, tales como:
· Dolor o molestia al tocar las encías, ya sea con el cepillo, el tacto o la comida.
· Encías rojas o moradas.
· Hipersensibilidad al frío.
· Sangrado nocturno.
· Irritación e inflamación en las encías.
Prevención
La Organización Mundial de la Salud considera que la manera más efectiva de combatir las enfermedades periodontales es con una buena prevención. Es decir, mantener una rutina de higiene bucal y la práctica de buenos hábitos, tales como:
· Cepillarte después de cada comida.
· Cambiar el cepillo cada tres meses.
· Usar cepillos interdentales y el hilo dental al menos dos veces al día.
· Realizarse consultas odontológicas de manera regular.
· Tener una dieta equilibrada.
· Disminuir el consumo de alcohol.
· No fumar.
· Mantener un estilo de vida saludable.
· Realizarse una limpieza profesional al menos dos veces al año.
· Beber té verde.
· Utilizar irrigadores.
· Consumir alimentos ricos en vitamina C y K, como fresas, brócoli, papas, tomates, lechuga, espinacas, naranjas, entre otros.
· Usar cepillos con cerdas suaves o eléctricos.
· Reducir el estrés.
· Evitar el consumo de la aspirina y heparina.
· Tomar vitaminas.
· Limpiar correctamente las prótesis dentales.
· Utilizar un limpiador lingual.
· Realizar una limpieza completa. Es decir, limpiar zonas como las caras internas de las mejillas y la lengua, ya que en estas es donde más se acumulan las bacterias bucales.
Diagnóstico
El sangrado de las encías es el síntoma principal de enfermedades periodontales, por lo que sí es algo que te ocurre con mucha frecuencia, es de vital importancia que visites a algún odontólogo, para que pueda realizar una revisión de tus encías.
Además, también es muy importante realizarse una radiografía, para que un dentista pueda determinar si la razón por la cual estás sangrando es mucho más grave. De esta manera, podrás indicar el tratamiento que necesites y parar la progresión de dicha enfermedad.
Tratamiento
Lo primero que se debe hacer es visitar a un dentista, quien evaluará si existen problemas adicionales (tales como restauraciones mal ajustadas o caries) que sean necesarios corregir.
Además, el tratamiento para las encías sangrantes dependerá de la gravedad de la enfermedad que esté causando dicho problema. Por ejemplo, si es una gingivitis leve, se deben mejorar los hábitos de higiene bucal, pero si es una periodontitis puede que deba realizarse alguna cirugía.
Otra opción es la realización de una profilaxis dental, este procedimiento eliminará todas esas sustancias o bacterias que se encuentren en tus encías. Además, puede que un dentista también te recomiende el uso de enjuagues bucales que contengan colutorios protectores.
Sin embargo, cuando el sangrado de las encías es abundante, pero poco frecuente, la mayoría de las veces los odontólogos suelen indicar que se realicen las siguientes medidas:
· Con una gasa estéril apretar la zona suavemente, sin enjuagar inmediatamente la zona con agua, ya que al hacerlo se eliminará el coágulo que se haya formado y la hemorragia se reanudará.
· Cepillarse durante dos minutos con un cepillo que tenga cerdas suaves, redondeadas y un cabezal pequeño.
· Utilizar una pasta de dientes con flúor, para que pueda reducirse la acumulación de placa que está irritando las encías.
Aun así, si presentas este problema, lo más recomendable es que no te confíes y acudas a un odontólogo para que pueda examinarte, darte el diagnóstico adecuado y realizarte un tratamiento personalizado que te permita recuperar la salud de tu sonrisa.