Existe una gran variedad de enfermedades dentales o bucales, las cuales son un gran riesgo para la salud tanto en niños como en adultos. Y aunque no todas las personas van a padecer tales problemas, algunas afecciones son más comunes que otras.
Una de estas enfermedades es la periodontitis o piorrea, la cual lamentablemente es muy frecuente entre la población, sobre todo en los adultos mayores. Sin embargo, puede prevenirse si se tienen ciertos cuidados. Por eso, en este artículo te daremos la información que necesitas acerca de esta enfermedad y lo que debes hacer para prevenirla.
¿Qué es?
La periodontitis o piorrea es una enfermedad oral inflamatoria, una infección bacteriana en las encías que daña los tejidos blandos que se encuentran alrededor de los dientes, conocidos como periodontos. Si este daño no se trata a tiempo, podría ocasionar pérdidas dentales, ya que afecta el hueso y los ligamentos que soportan los dientes.
Además, la enfermedad de las encías también puede causar otros daños en la salud de la persona que la padece. Algunos de los problemas que pueden aparecer son las troneras dentales, recesión gingival o la movilidad de las piezas dentales.
Causas
La piorrea suele desarrollarse cuando se presenta una gingivitis pero no es tratada adecuadamente. Este primer problema es causado por la presencia de abundante placa, sarro o cálculos debajo del borde de las encías.
Si esta no se elimina se convierte en una periodontitis, es decir, bolsillos profundos en el tejido periodontal en los que se alojan microorganismos, los cuales hacen que los dientes se separen y se generen más espacios en los que se puede alojar más placa. Sin embargo, también existen otros factores que pueden ocasionar esta enfermedad, tales como:
· El estrés.
· El consumo de tabaco.
· Enfermedades sistémicas (como la diabetes o el lupus) o enfermedades como el VIH, cáncer, artritis reumatoide o leucemia.
· Defensas bajas.
· Alteraciones hormonales.
· Riesgo genético.
· Factores ambientales.
· Malos hábitos de higiene.
· Consumo de drogas.
· El uso de vaper.
· Obesidad.
· Mala nutrición.
· Deficiencia de vitaminas.
· Uso de ciertos medicamentos que provocan sequedad en las encías.
Síntomas
Las encías sanas deben ser de color rosa pálido y firmes. Además, deben encajar alrededor de los dientes perfectamente. Por lo que debes estar muy pendiente ante los signos de advertencia y no permitir que lleguen a empeorar, algunas de estas señales son:
· Encías inflamadas.
· Encías de color morado, rojo oscuro o rojo brillante.
· Sensibilidad en las encías.
· Sangrado al cepillar los dientes, al usar hilo dental o de manera espontánea.
· Halitosis.
· Pus en las encías o entre los dientes.
· Dientes flojos.
· Pérdida de dientes.
· Dolor al masticar.
· Separación entre los dientes.
· Desgaste físico de las encías (lo que ocasiona que los dientes se vean más largos).
· Maloclusión.
· Hipersensibilidad al frío.
· Abscesos.
Prevención
Esta enfermedad puede prevenirse si se sigue con constancia un programa de buena higiene bucal, el cual debería comenzar la infancia y mantenerse durante toda la vida. Algunos de los hábitos que deben seguirse son:
· Cepillarse los dientes después de cada comida, al menos por dos minutos.
· Visitar al odontólogo con la frecuencia que te indiquen o al menos cada seis meses para realizarse limpiezas dentales.
· Usar enjuague bucal.
· Usar hilo dental a diario.
· Cambiar el cepillo cada 3 meses.
· Evitar el consumo del tabaco.
· Moderar el consumo de alcohol.
· Usar cepillos interdentales.
· Cepillar bien la lengua (ya que en la superficie de esta se alojan las bacterias).
· Moderar el consumo de alimentos que contengan mucha azúcar, como las bebidas gaseosas.
Tipos
Es importante saber que la periodontitis se presenta en distintas formas y con varios niveles de gravedad. Si estos no se tratan a tiempo y adecuadamente pueden ocasionar otros problemas mucho más graves.
Existen distintos tipos de piorrea que los pacientes deberían tener presente, son los siguientes:
Periodontitis crónica: es el tipo de periodontitis más frecuente y se caracteriza por la formación de bolsillos en las encías que causan inflamación en estas, lo que desgasta el soporte de los dientes, por lo que puede ocasionar pérdida de las piezas dentales. Suele tener un deterioro lento, pero puede empeorar con el paso del tiempo.
Periodontitis agresiva: este tipo de piorrea suele ser muy común en los niños o adultos jóvenes ya que tiene un factor genético muy importante. A diferencia de la anterior, esta enfermedad ocasiona rápidamente desgaste en el tejido periodontal, por lo que es necesario acudir al odontólogo y tratar la enfermedad lo antes posible.
Periodontitis necrosante: esta es la más grave de las tres y es ocasionada por la falta de suministro de sangre, conocida como necrosis. Se caracteriza por una rápida debilitación y destrucción de los ligamentos, hueso de soporte y el tejido de las encías por lo que resulta en una infección muy grave.
Diagnóstico
Si se presentan algunos de los síntomas como el sangrado bucal, dolor o alguno de los mencionados anteriormente, puede que estés padeciendo gingivitis o periodontitis, por lo que será necesario realizarte un diagnóstico.
Para poder diagnosticar esta enfermedad es necesario acudir a un odontólogo que inspeccione los dientes y mida los bolsillos de las encías con una fina sonda. Además, tendrás que realizarte una radiografía, para observar la cantidad de hueso que se ha perdido.
Tratamiento
El tratamiento para la periodontitis difiere en cada caso. Pues, depende del estado en el que se encuentre el paciente, por lo que nunca será el mismo para todas las personas. Por ejemplo, en algunos casos aplican técnicas no quirúrgicas, como el raspado y alisado radicular o la indicación de antibióticos.
Sin embargo, cuando la enfermedad se encuentra en un estado muy avanzado es necesario realizar tratamientos quirúrgicos como la aplicación de proteínas, el injerto de encías o la realización de una cirugía periodontal a colgajo, en la cual se llega a zonas más profundas que con el raspado.
También, se pueden realizar otras técnicas quirúrgicas como el injerto de hueso o la regeneración periodontal, en la cual se coloca una membrana entre el hueso y la encía. Esta membrana especial estimula los tejidos y favorece el crecimiento del hueso. Así que, aunque esta enfermedad es grave, existen soluciones que impedirán su avance.